No conozco elixires más
extraños,
o menjurjes que
alcancen tal suplicio,
ni brebajes que aporten
tanto vicio,
como el dogma después
de dos mil años.
Retorcida es la Curia en sus apaños,
con Cristo y con la Fe crean oficio,
y se montan un club
cardenalicio
que espanto da pensar
en sus rebaños.
Es aviesa la Curia y maniquea,
es ancestral en sus
epistolarios,
Tiene el cónclave algo
de Medea
y rezuma semblante de
sicarios.
Yo no creo, que aquél,
El de Judea,
con su Verbo crease estos vicarios.
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